Por: Andrés Hurtado García
¿La verdad verdad? Todos los ministros del Ambiente (o de ese adminículo del Ministerio de Vivienda que es el Ambiente) me han decepcionado y creo que también al país. Algunos de estos ministerios han sido sencillamente inoperantes. Y no hay que fijarse en los elogios de la prensa a determinados funcionarios, porque, aunque algunos periodistas son expertos en manipular, también ellos son manipulados. ¿Pruebas? Todas.
En materia ambiental vamos para atrás. Lo que mejor funciona son los Parques Nacionales, y eso que habría que aumentar con justicia los sueldos de los funcionarios, sobre todo a los de campo. ¿Más pruebas? ¿Cómo es posible que, desde que se envenena con glifosato desde el aire, no ha habido un ministro con pantalones, o faldas, que se haya opuesto y haya dicho: «O quitan el glifosato o me voy»?.
El amor al poder, al puesto y al sueldo es superior al amor a la Tierra. Está clarísimo. Si fuera que el glifosato solucionara el problema. Pero no sólo no lo ha solucionado, sino que cada día hay más cultivos ilícitos y la Tierra está más envenenada, y a colonos y a campesinos les queman igualmente los cultivos.
Además, con contadas excepciones, no hemos visto a ministros que salgan del cargo y sigan luchando por la Tierra. Cuando eran ministros hablaban duro, y hasta con amor, sobre la importancia de los Recursos Naturales. Estaban en el puesto no por convicción, sino por efecto de mecánicas políticas y politiqueras y cuotas burocráticas a veces oscuras, de los gobernantes de turno. Hay excepciones. Margarita Marino de Botero, ex Inderena, sigue con su Colegio Verde de Villa de Leiva; Cecilia Rodríguez dirige una revista ambientalista y Manuel Rodríguez combate en foros y con artículos de prensa. ¿Y los demás «qué se fizieron»?
Vamos a ver a Juan Lozano, queridísimo personaje, dicharachero, agradable, periodista él y muy amigo de los periodistas. Le veo más fidelidad, como todos los políticos de Colombia, a personas y a partidos que al país mismo, a Colombia, a la patria, a los tales Recursos Naturales. Cómo me hubiera gustado oírle al presidente Uribe, que lo despidió con tantos honores, decir en el momento de la renuncia que allí tenía un escudero para luchar por la Tierra, y a Juan, proclamar que salía a pelear denodadamente por defender a la Colombia verde y del agua. Lo único que se oyó fue fidelidad a Uribe y a su reelección en caso tal. Qué vaina, ¿no?
Clamó, pontificó, casi gritó contra la minería en los páramos y en las reservas. Y ahora que estamos en el momento preciso, se va, abandona todo, se marcha a hacer mecánica política. Feo, feo, ex ministro. Este es uno de los recuerdos que nos deja.
¿Quieren otro? ¿Otro de lesa Tierra, Madre Tierra? ¿Cómo es posible que el Ministerio del Interior acabe de comprar una inmensa finca, llamada Bavaria, que linda, cerca de por medio, con la reserva Meremberg, para darla a desplazados y se encuentra a tiro de piedra del Parque Nacional del Puracé? Feo, feo, ex ministro. Y no diga que fue a sus espaldas, como es la costumbre de los gobernantes de cierta época para acá.
Ya vi que el espacio de esta columna no me va a alcanzar y debo dar explicaciones en otra. Así lo haré. Meremberg es la madre de las reservas naturales privadas de Colombia y tiene una gran significación no solo científica y ecológica, sino social, para el Huila y para Colombia.
Y la tercera, también contra el pobre Huila. Se va a construir el embalse de Quimbo «encimita» del de Betania. Es un horror y error mayúsculos. ¿Tampoco lo sabía? Feo, feo, ex ministro. (Tendré que continuar.)
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